Medulla: De la innovación a la tradición.
De Gabriel Áyax Adán Axtle
Año: 2004
Disquera: One Little Indian
Temas: 1) Pleasure Is All Mine. 2) Show Me Forgiveness. 3) Where Is The
Line. 4) Vökuró. 5) Öll Birtan. 6) Who Is It. 7) Submarine. 8)
Desired Constellation. 9) Oceania. 10) Sonnets / Usrealities XI. 11) Ancertors.
12) Mouth’s Cradle. 13) Miövikudags. 14) Triumph Of Heart.
La
actividad de los compositores, a pesar de los tantos caminos explorados, sigue
planteando múltiples senderos y desviaciones. A
pesar de eso, pocos optan por dirigir los pasos hacia empedrados siempre
distintos. Para lograr trabajos admirables, el artista requiere embarcarse en
un diálogo que va de la tradición
a las innovaciones personales. De nada vale reiterar el canon sin siquiera
pensar en un salto al riesgo. Lo mismo sucede cuando se persigue la ruptura de
aquello a lo que no se voltea a reconocer como fundamento. Cuando se escucha Medulla,
de Björk
se descubre que el equilibrio entre las bases y los horizontes del
porvenir dan resultados estimulantes, obras a las que se debe visitar al menos
una vez en la vida.
Por
eso, resulta productivo participar en un diálogo
sobre la composición musical contemporánea.
Los arreglos con los que se viste una canción,
dice Diego Fischerman, están
lejos de ser un acompañamiento.
Son la canción misma. Es decir, la pieza existe
desde su forma, y si renunciara a su esencia en la omisión
o modificación de ésta,
se transformaría en otra cosa. Es decir. El arreglo
es la pieza. La selección
de timbres particulares, el uso de una instrumentación
específica dan el resultado en su totalidad.
Hasta la fecha, Björk
sigue siendo una artista propositiva dispuesta a tomar grandes riesgos. Sus
aventuras se traducen en discos que cumplen con los parámetros
de composición explicados arriba. Cada canción
adquiere su valía e independencia desde la forma misma
en que se viste. No se trata de piezas escritas de la forma más
tradicional a las que luego se les coloca un concepto. Es desde el concepto que
se componen, y por tanto en su integridad, alcanzan su fuerza. Para lograrlo,
la artista hace uso de recursos novedosos en la electrónica,
que luego son potenciados por las posibilidades tecnológicas
que el estudio de grabación
ofrece. De ahí se
deriva un sonido que lleva hasta sus últimas
consecuencias los elementos sintéticos.
Pero
no basta decir que los logros de sus trabajos dependen tan solo de echar mano
de la tecnología. Para la compositora islandesa es
importante hermanar la electrónica
con piezas que recuperan el formato de la canción
pop, y que viven un proceso de producción
en el que la simpleza del género
es sustituida por contrapuntos, ritmos atípicos,
fraseos inesperados, timbres novedosos e inquietantes. Así,
el escucha se encuentra frente a obras que desconciertan, al mismo tiempo que
seducen.
En
la discografía de Björk
generalmente hay innovación,
desde el álbum Debut (1993), hasta Utopía (2017). Sin embargo, Medulla destaca por su
particularidad y los riesgos que implica. La compositora busca maridar la
tradición con la modernidad. Pero tal vínculo,
tratándose de Björk,
no se puede limitar a la temática
de la parte lírica, sino que debe transformarse en
el sonido distintivo del álbum.
Desde
el título se anuncia la construcción
de la obra desde los sonidos básicos
de la música, aquellos que el cuerpo humano
puede emitir desde los orígenes
del hombre. Voces, chasquidos, trompetillas, palmadas son recursos que,
procesados por vías electrónicas,
se transforman en samplers, y loops, fundamentales en el disco
entero. La digitalización
de los sonidos generados por el cuerpo extiende las posibilidades sonoras y
expresivas, que van más
allá del
canto mismo. Como resultado, la música
existe en la concepción
del cuerpo como instrumento central. Por medio de éste
se frasea, acompaña y protagoniza Medulla. La
instrumentación tradicional pasa a un segundo plano,
y por tanto sólo enfatiza, fondea, sin jamás
robar protagonismo a lo central.
Los
elementos que sonorizan el disco ofrecen una relación
íntima
con el escucha, pues apelan a su misma naturaleza. Así piezas como “Vökuró”,
“Submarine” y “Desired Costellation” logran la emotividad necesaria para
seducir al escucha, sin recurrir a facilismos bombásticos,
ni orquestaciones innecesarias.
Otros
momentos, encuentran en las voces un espíritu
más
tribal que parece recordar tiempos añorados
e idilios. Tanto coros como percusiones corporales enfatizan el tema de la
tradición frente a la modernidad anunciado ya
en el título del disco. Muestras ejemplares “Oceania”,
“Ancestors” y “Mouth’s
Cradle”.
Con
un trabajo como Medulla se hace palpable que los procesos de composición
han tomado los alcances del siglo anterior para revaluarlos. Aun en la música
popular, se persigue lo que en su momento las vanguardias intentaron: darle valía
a la pieza misma por lo que es en sí. Para lograrlo se exploran técnicas,
no solo de grabación, sino de composición
novedosas. A lo largo de la historia musical se han visto extremos que, en el
afán
de alcanzar la independencia del arte frente a sus evocaciones, han anulado su
propia esencia al transformarse en fondo, ornamento, silencio. Björk
logra equilibrar los riesgos con los patrones del canon popular, y así hacer
obras sorpresivas, estimulantes, que al mismo tiempo dejan barandas que le
permitan al escucha explorar las composiciones sin perderse en el laberinto. El
viaje que Medulla plantea es un riesgo, que inspira a continuar mirando
atrás
y al porvenir, con la seguridad que en esa ambivalencia se encontrará un
arte siempre representativo no de una época,
sino de la existencia humana.
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