jueves, 26 de marzo de 2020

Nick Cave and the Bad Seeds (1984).




 From Her to Eternity: El teatro del dolor.

Por Gabriel Áyax Adán Axtle



Año: 1984
Disquera: Mute
Temas: 1) Avalanche. 2) Cabin Fever! 3) Well Of Misery. 4) From Her to Eternity. 5) Saint Huck. 6) Wings Off Flies. 7) A Box For Black Paul.



Antonin Artaud planteó un teatro en el que la violencia es el camino para que el hombre encuentre el sendero de la espiritualidad. Sólo el arte que pone en peligro a su público puede dirigir los pasos a esas miras. Sin concesiones, el artista debe minar el camino. Semejante dramatismo parecen responder a la estética que Nick Cave propone en su disco debut.

Lirismo, crudeza y violencia. Estas palabras definen las historias que el artista, junto a The Bad Seeds canta en varios de sus discos. En From Her to Eternity, su primer trabajo, ya sin The Birthday Party, se encuentra un Cave que, a sus anchas, lanza al escucha a los peligros de los que Artaud habla, y que lo hace con ingenio y creatividad, no sólo en la lírica, sino en la música misma.

La relación que establezco con el escritor no es gratuita. En From Her to Eternity hay música hecha con dramatismo. Las crónicas que suenan en cada corte, parecen formar parte de un teatro invisible. Nick Cave no canta, sino que da vida a las historias y las pone en escena. Ese es quizá uno de los rasgos más distintivos del álbum.

Los cortes se rinden al blues –aunque aderezados con una violencia que yace en las raíces del punk –, pero se han traducido en interpretaciones emocionales que llevan hasta los límites. Aquí hay un Cave que ha sabido modular de diversas formas expresivas la voz, para tocar la sensibilidad del público. Con esto no estoy diciendo que se trata de un trabajo plañidero y edulcorado, en lo absoluto. La expresividad es violenta, desgarrada, e inquietante como sucedería en el teatro de la crueldad.

Detrás de esa interpretación, viene la música de The Bad Seeds. Su papel dista de ser acompañamiento. Al igual que los recursos escénicos en el teatro son comunicativos, los instrumentos conforman el tejido que define el sentido de las palabras. Cada sonido es más que escenografía. Timbres y ritmos son el lenguaje. Por lo tanto, el resultado es música que llega a las aristas exactas.

Las siete canciones de esta obra (en el cd hay tres extras) son suficientes para darse cuenta que se está ante el inicio de una carrera que vale la pena seguir. La abridora “Avalanche”, composición de Leonard Cohen, habla por sí sola: la voz de Cave canta desde un enojo a punto de estallar, la miseria: “I stepped into an avalanche / It covered up my soul”. Detrás de estas palabras las percusiones redoblan una marcha que parece dirigirse a un precipicio, y el bajo, reincide en marcar la gravedad de las palabras. Otro ejemplo sobresaliente es “A Box for Black Paul”, pieza que parece abrevar de un Scott Walker maduro y crudo. La homónima “From Her to Eternity”, es otra muestra de la mancuerna que el cantante hace con la banda: A partir de ahí, el grupo entero despliega pieza a pieza, un tapiz del dolor humano.

El resultado le debe mucho a la participación del guitarrista Blixs Bargeld, integrante de Einstürzende Neubauten, banda pionera en la música industrial. Con habilidad, construye un diálogo con Nick Cave: responde con enfado, se lamenta, y contrapuntea.

Al final del disco, el escucha se descubre en el encuentro de su lado siniestro, y así, su espíritu primitivo. From Her to Eternity, desde su título, sugiere este camino a las raíces humanas, que lejos están de ser complacientes. La eternidad es caos, y en éste vive la violencia como fuerza de la que emana la vida, idéntica al aura que la crea. El blues y el punk se han hermanado para hacer una representación sangrante y digna de escucha.





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