The Soft Parade: Polémica sobre el refinamiento.
Por Gabriel Áyax Adán Axtle
Año: 1969
Disquera:
Elektra
Temas: 1) Tell
All the People. 2) Touch Me. 3) Shaman’s Blues. 4) Do it. 5) Easy Ride. 6) Wild
Child. 7) Runnin’
Blue. 8) Wishful Sinful. 9)The Soft Parade.
La carrera de la banda estadounidense
The Doors contó con varios momentos polémicos, pero en el terreno meramente
musical, The Soft Parade fue sin duda
el mayor. Se trata de un disco que despertó opiniones encontradas y, para
muchos, representó un declive drástico, que ponía en peligro la continuidad del
grupo.
Los
tres discos anteriores habían mostrado, desde su debut, un sello inconfundible,
que ofrecía música fuerte y provocativa, grabada de manera directa, cruda,
interpretada con dramatismo y maestría. Por otro lado, las canciones abordaban
abiertamente temas como la muerte y el suicidio, así como los ideales de
libertad que la juventud tradujo en el consumo de drogas y la apertura sexual
como caminos de auto conocimiento. Desde The
Doors (1967) hasta Waiting for the
Sun (1968), la banda dejó en claro que la rebeldía contra el mundo adulto
era la solución del hombre futuro, y lo hizo con piezas sugestivas y
escandalosas, sustentadas en la personalidad de uno de los iconos más
importantes de la cultura pop, Jim Morrison.
Lo
que no fue evidente para los seguidores, fue que disco a disco, el grupo se
encaminaba a un sonido más sofisticado. Un ejemplo de esto se halla en la
introducción de instrumentos considerados ajenos al rock como címbalos,
xilófonos y marimbas que se escuchaban en Strange
Days (1967) en piezas como “I Can’t See your Face in my Mind”.
El uso de
tratamientos de estudio era notorio en piezas como la que le dio título a su
segunda placa. A esto se suman inserciones de pasajes y arreglos Instrumentales
tomados de la música académica en el disco Waiting
for the Sun (1968), como se escucha en “Spanish Caravan”, así como
interpretaciones emotivas realizadas con la delicadeza propia del jazz y el
blues (“Yes, the River Knows” y “Summer’s Almost Gone”) que contrapunteaban con
las ya tradicionales canciones sugestivas del grupo como “Five to One” o “Not
to Touch the Heart”.
Cuando
se presta atención a los procesos evolutivos del grupo, se puede notar que, más
allá de las ideas que el público preconcibió de sus integrantes, éstos tenían una
visión artística que no se detuvo en su trabajo debut, aun cuando éste fuera
aplaudido al unísono de manera inmediata. Los dos discos que le continuaron,
daban cuenta de un refinamiento paulatino y de la necesidad de los integrantes,
de extender los timbres y posibilidades de su obra. Finalmente, este
refinamiento logra alcanzar su punto climático en el disco Soft Parade.
Desde la inicial
“Tell All the People” el cambio era palpable. Las piezas aparentemente menos
sugestivas, con melodías arregladas al estilo más norteamericano de su época,
sonaban más al último Elvis Presley, acompañado de un ensamble de vientos y
metales.
Para
la mayoría de escuchas, el disco mostraba a un grupo que renunciaba
descaradamente al estilo que los caracterizaba, a favor del aplauso de un
público inocente y enganchado en las tonadas de moda. Sin embargo, los cambios
que el grupo había generado no eran exclusivos de ellos, es decir, otras
bandas vivieron los mismos cambios en sus proyectos musicales, pero el
recibimiento que tuvieron fue la ovación general. The Beatles habían hecho lo
mismo en discos como Revolver (1966)
o Sargent Peppers Lonely Heart Club Band
(1967). A diferencia, el grupo The Doors representaba una juventud rebelde,
contrapuesta a los estándares dirigidos a los chicos apegados a ideales
pulcros. Para sus seguidores, debieran endurecer sus posturas a favor de una
juventud extendida.
A
todo esto, otros factores agregaron peso en la recepción de Soft Parade. En los tres discos
anteriores el trabajo compositivo era atribuido al grupo. Por un lado Krieger,
Mazarak y Densmore eran responsables de la música, y Morrison de la parte
lírica. Sin embargo, en este cuarto álbum, la presencia de Robby Krieger había
adquirido mayor importancia en la escritura de las piezas del disco. De ocho
pistas, cinco venían firmadas por él. Los intereses temáticos y estilísticos
eran diferentes a los de Jim Morrison. Si bien es cierto en ese entonces, el
cantautor del grupo se hallaba en una espiral descendente debido a su consumo
desmedido de alcohol, su presencia en el estudio no se limitó a poner la voz a
las canciones. En su momento, él fue uno de los defensores del trabajo que
habían realizado.
Más
allá de los problemas internos que la agrupación vivía, los cuatro integrantes
tenían clara la meta que perseguían en la publicación de sus trabajos. Su
interés por reunir en la música diversas artes como el teatro y la literatura,
los llevó a explorar formas y estructuras novedosas. ¿Qué se trata de un disco
más cercano al pop? Es verdad. Pero dentro de los estilos seleccionados, la
banda logra piezas fuertes con “Touch Me” y “Tell All the People”; otras
producidas de manera fina como “Wishful, Sinful”; y otras más imaginativas como
“Wild Child” y “Shaman’s Blues”.
Una muestra de la
constante exploración estilística del grupo que es digna de mención en Soft Parade, es que la placa cuenta con
la única incursión progresiva que el grupo publicara con la pieza que diera
título al disco. No se trataba de una inquietud nueva. Para Waiting for the Sun, el grupo había
grabado “Celebration of the Lizard”, pero al final, la pieza no apareció, con
la excepción del fragmento titulado “Not to Touch the Heart”. “Soft Parade” es
un momento distintivo de la discografía del grupo. En las placas anteriores las
piezas más largas de duración como “Light my Fire”, “The End” y “When the Music
is Over” eran composiciones que se desarrollaban sobre un mismo tema musical. Si bien
es cierto que contenían un despliegue de recursos dramáticos, eran en realidad
poco cambiantes en su estructura musical. Sin embargo, “Soft Parade” presenta
de manera clara tres pasajes, marcados por cambios de tiempos y temas, así como
la inserción de fraseos orientales (en la primera parte) y de instrumentos
vinculados con la música académica como los metales y el clavicordio. Como una
anunciación de los temas que pocos años más tarde usaría el rock progresivo, la
parte lírica describe la búsqueda de un espacio idílico, que para Jim Morrison
estaría representado por la ciudad de Los Ángeles.
La pieza que da título
al disco y el conjunto de las canciones totales, van construyendo un tapiz
sonoro de la identidad estadounidense, marcada por un pasado perdido con la
conquista en “Shaman’s Blues”; el nacimiento de nuevas tradiciones con “Runin’
Blues” y un paraíso presente con “Soft Parade”.
En resumen, está
placa es un trabajo bien pensado que, pese a la posible irregularidad que en
unos pocos instantes se percibe, cuenta con muchos momentos dignos de
revalorarse. Parece irónico que éste sea el disco de The Doors que fue
vituperado por muchos y, por igual se trate del momento de mayor refinamiento y
sofisticación logrados por la banda. Los álbumes que le siguieron partieron del
punto en el que se quedó el grupo con
Waiting for the Sun, y lograron momentos muy dignos, sobretodo L.A. Woman, pero, ante la censura de
muchos, no ofrecieron más búsquedas estilísticas. Ante esto, es justo afirmar
que Soft Parade no fue un momento gris en el trabajo creativo de la banda, sino
un periodo prolífico mal pesado por la historia.
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